Vuelves. De nuevo apareces exigiendo el lugar que tienes en mi vida. De nuevo mil lo siento preparan tu regreso. Y me digo que no estaré para recibirte. Vuelves. Y de nuevo consigues que por un segundo te lo perdone todo a cambio de una sonrisa. Vuelves. Reapareces con un Hola, ¿Cómo estás? como quien acaba de irse. Vuelves. Presionas para que te deje entrar. Y haces que me convierta en una abogada ante mí misma. Vuelves. Empujas. Exiges. Y de nuevo tu sonrisa se dibuja en mi mente y el dolor desaparece. Estás como si jamás hubieses dejado de estar. Y yo te veo volver y he de reprimir mi cara de idiota y los deseos de decirte hola de nuevo. Vuelves, pero ya no debo estar aquí esperándote. No debo permitirme a mí misma volver a creerte. No debo perdonarte, aunque me lo pida a mí misma. Vuelves, pero jamás para quedarte. Vuelves, y si te dejo volver, volverás a irte. Vuelves, y yo no debo estar aquí esperándote.
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